 Cuando Tubular Bells deslumbró a la crítica primero y luego al público británico en 1973, el mundo vio el nacimiento de un joven genio. Mike Oldfield había revolucionado el mundo de la música creando una obra que, si bien recibía diversas influencias, era capaz de no encajar en ningún estilo determinado. Esa autenticidad fue el resultado de dos circunstancias básicas: por un lado, la gestación de la obra en la mente de un adolescente sin formación musical académica a lo largo de varios años y, por el otro, el fruto de una grabación ágil, fresca, a contrarreloj y sin ataduras, guiado por un sabio y arriesgado Tom Newman.
Cuando Tubular Bells deslumbró a la crítica primero y luego al público británico en 1973, el mundo vio el nacimiento de un joven genio. Mike Oldfield había revolucionado el mundo de la música creando una obra que, si bien recibía diversas influencias, era capaz de no encajar en ningún estilo determinado. Esa autenticidad fue el resultado de dos circunstancias básicas: por un lado, la gestación de la obra en la mente de un adolescente sin formación musical académica a lo largo de varios años y, por el otro, el fruto de una grabación ágil, fresca, a contrarreloj y sin ataduras, guiado por un sabio y arriesgado Tom Newman. La magia de Incantations radica en la espontaneidad y frescura de las cuatro partes que lo componen. Podría pensarse que Oldfield cayó en la autocomplacencia (la misma en la que lleva sumida años en el momento actual) y la pretenciosidad al producir un disco doble. Es más, durante mucho tiempo se ha acusado a este disco de ser demasiado extenso y poco concreto, incluso poco trabajado. En comparación con sus trabajos anteriores y partiendo del ritmo rápido de toda la obra, es fácil caer en esa conclusión. Sin embargo, Incantations no se concibió a imagen y semejanza de sus anteriores trabajos por lo que, aunque la herencia de sus tres primeros discos es innegable, debe contemplarse como una evolución en todos los niveles.
La magia de Incantations radica en la espontaneidad y frescura de las cuatro partes que lo componen. Podría pensarse que Oldfield cayó en la autocomplacencia (la misma en la que lleva sumida años en el momento actual) y la pretenciosidad al producir un disco doble. Es más, durante mucho tiempo se ha acusado a este disco de ser demasiado extenso y poco concreto, incluso poco trabajado. En comparación con sus trabajos anteriores y partiendo del ritmo rápido de toda la obra, es fácil caer en esa conclusión. Sin embargo, Incantations no se concibió a imagen y semejanza de sus anteriores trabajos por lo que, aunque la herencia de sus tres primeros discos es innegable, debe contemplarse como una evolución en todos los niveles. Con todo, el Oldfield más visceral ha sido el que ha quedado en la memoria de sus seguidores y a pesar de la explosión artística que supone la Parte 1, quizá sea la Parte 2 la que contenga algunos de los momentos más celebrados. Por un lado, la tenemos las primeras palabras en una composición larga de Oldfield, su particular homenaje a Diana, la diosa romana de la Luna, un guiño al tema que cerrará el disco. Por otro,  la simpleza de la musicación de la Canción de  Hiawatha: los versos del poema de H. W. Longfellow se recita con una melodía en bucle en la que yace un poso minimalista cubierto de la belleza celestial de la voz de Maddy Prior, el acompañamiento de una percusión telúrica, secuencias infinitas y la leve presencia de una guitarra que cohesiona la armonía del conjunto.
Con todo, el Oldfield más visceral ha sido el que ha quedado en la memoria de sus seguidores y a pesar de la explosión artística que supone la Parte 1, quizá sea la Parte 2 la que contenga algunos de los momentos más celebrados. Por un lado, la tenemos las primeras palabras en una composición larga de Oldfield, su particular homenaje a Diana, la diosa romana de la Luna, un guiño al tema que cerrará el disco. Por otro,  la simpleza de la musicación de la Canción de  Hiawatha: los versos del poema de H. W. Longfellow se recita con una melodía en bucle en la que yace un poso minimalista cubierto de la belleza celestial de la voz de Maddy Prior, el acompañamiento de una percusión telúrica, secuencias infinitas y la leve presencia de una guitarra que cohesiona la armonía del conjunto.Alberto garcia dijo:
Ante todo, gracias por compartir esto con nosotros.
Me ha gustado la crítica. Lo único, cuando empecé a leer, esa introducción tan densa, me hacía esperar una descripción más detallada del disco, y no tan concentrada como resulta finalmente.
Me gustaría comentar una cosa. Se dice que Mike crea genialmente tb, sin perder su identidad, y que lo mismo pasa con Incantations. Que Mike bebe de diversas fuentes, que se hace suyas, y que las "versiona" o interpreta a su manera. Cada vez estoy más convencido de que independientemente de lo que lleguen a transmitir sus obras (Que al final, creo que es lo que vale de la música), Mike creó "dos" monstruos. Tubular Bells, como incantations, son inventos, incluso abortos con suerte (sobre todo tubular bells). Hergest Ridge y Ommadawn, en cambio han sido tallados con tanto celo, que al final, resultan contundentes. Pero Incantations me sigue pareciendo el más descuidado de los 4.
Lo que me gustaría leer alguna vez, es alguna critica de alguien entendido en música, pero que no haya escuchado el disco en su vida.
Alberto garcia dijo:
Jo, que la gente se anime a opinar y a debatir (redactor incluido xD).
saminon dijo:
Buen análisis. No olvideis esto que subí yo hace tiempo
http://www.mike-oldfield.es/detallearchivo.asp?id=3607
sergi dijo:
Gracias por el artículo, me ha gustado mucho.
Yo descubrí a Mike con Five miles out, tenia 14 años y estuve los dos días libres que tenia antes de volver al instituto escuchando sin parar el disco, me quede alucinado con Taurus II y con el resto de canciones que no se quedaron atrás.
Luego fui recuperando los discos anteriores, QE2, Platinum y Exposed, donde además de Tubular Bells en directo, me encontré por fin con Incantations.
Que maravilla ¡!! Me quedé pasmado, se me presentó mágico!!!!
Es cierto que puede parecer simple por lo que tiene de cíclico, aunque seria injusto equiparar ese adjetivo a sus características estructurales, instrumentales o compositivas.
Descubrí después Tubular Bells (en estudio): sublime , Hergest Ridge: precioso y Ommadawn: melancólico y perfecto compositívamente hablando, pero en mi retina siempre ha quedado un guiño a Incantantions, mi álbum favorito.
whitelife dijo:
Buf!! cuanta imformación!! gracias!! tngo mucho que aprender..yo todavia estoy digiriendo Taurus II, es maravilloso.
RAFA2009 dijo:
Gracias Fairlight.
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