Apuntes del verano que va, apuntes del otoño que viene

(Enviado por David)

Artículo de opinión de Herme Cerezo

SIGLO XXI - Diario digital independiente, plural y abierto

El verano se va, el otoño se viene. Lo atestiguan las hojas secas de los árboles que ya tapizan aceras y calzadas de Benicàssim, el pueblo castellonense donde he tratado de descansar este último mes. El mundo de la Cultura se mueve como la vida, con cadencia académica. Y ahora se reactivan las manifestaciones, los eventos, las citas. Comienza el curso. Es lo tradicional, incluso parece que lo ortodoxo. Será en octubre, el día 15, el día de Santa Teresa, el día del santo de mi madre, el día del cumpleaños de Montero Glez, cuando la editorial Planeta, un año más, falle el premio de novela que lleva su propio nombre. ¿Quién será el nuevo ganador o la nueva ganadora del certamen literario de las letras hispanas dotado con mayor estipendio? Un poco de paciencia, mis imposibles lectores. Tampoco mucha porque apenas si falta un mes y medio para conocer la solución a esta incógnita anual.

Un poco antes y con las miras puestas en las próximas Navidades — ¿ya pasó otro año? —, los estantes y las mesas de nuestras librerías se poblarán de novedades. Arranca el curso, les repito. Javier Marías publicará la tercera y última entrega de su trilogía ‘Tu rostro mañana’, integrada de momento por ‘Fiebre y lanza’ (2002) y ‘Baile y sueño’ (2004). Con ella concluye esa aventura literaria en la que se embarcó hace ahora más de siete años. Mucho tiempo es ése, mucha constancia, mucha disciplina. Disciplina, un mineral muy buscado hoy, casi inencontrable, en peligro de extinción.

Otro escritor, éste de habla no hispana, el británico Mark Haddon (Northampton, 1962), guionista, poeta y autor de libros infantiles y juveniles, parece dispuesto otra vez a ponerles las pilas a los lectores que descubrieron su peculiar estilo narrativo con ‘El curioso incidente del perro a medianoche’, su primera novela. Editado por Alfaguara, ‘Un pequeño inconveniente’ es su nuevo título

También anuncian que el leonés Luis Mateo Díez presentará obra inédita en este próximo otoño. ¿Será novela larga o corta? A estas horas ignoro el título, pero a buen seguro que supondrá un nuevo jalón en la espléndida carrera literaria de este escritor y académico que, a mi juicio, merecería algún galardón con mayúsculas, ya le toca ¿no? Y no me refiero a concursos o justas literarias, no, puesto que él no suele concurrir a eventos de este tipo. Me refiero a otros premios, a esos a los que te presentan otras gentes, otras personas, otros "sabios".

En otro campo, porque no sólo de literatura vive el hombre, en el de la música, el próximo mes de noviembre, el día 12 según augures de contrastada solvencia, los amantes y seguidores del músico británico Mike Oldfield, entre los que incluyo, ‘of course’, tienen una cita con su nuevo trabajo. Me consta que antes de comenzar el verano ya estaba grabado y que restaba solamente, que no es poco, el trabajo de mezclas y ajustes. En este cedé, que llevará por título ‘Music of the spheres’, le han ayudado un antiguo colaborador suyo, Carl Jenkins (Adiemus, Obertura Palladio) y el pianista Lang Lang. Será un cedé de corte clásico, en la línea ya insinuada en ‘The Millennium Bell’. Para todos aquellos a los que la impaciencia corroa sus intersticios más recónditos, les queda el consuelo de entretener la espera con la lectura de la biografía del músico de Reading, aparecida en Inglaterra durante el pasado mes de mayo bajo el título de ‘Changeling’. Su precio actual, no el de partida que era más alto, es de nueve libras esterlinas, ‘nine pounds’. Y el inconveniente, cómo no, es que está en inglés y toca traducir para entenderlo.

Continúo con este artículo de dispar contenido informativo, citando una espléndida exposición: ‘Imágenes para una renovación. Pablo Ramírez y el libro ilustrado en los años 50-60’, del MUVIM de Valencia, dedicada a la obra de este dibujante. Iniciado en la revista madrileña ‘Chicas’, Pablo Ramírez (Linares, 1926-Jaén, 1966) pronto trasladó su residencia a Masnou (Barcelona). En 1954, comenzó su colaboración con las editoriales Juventud y Molino, firmas insignes de la época, lo que especializó su labor en la ilustración de cubiertas y páginas interiores de libros juveniles (Enid Blyton, Malcolm Saville y Richmal Crompton); de aventuras (Emilio Salgari y Karl May); del Oeste (Zane Grey) y policiacas (Agatha Christie, John Dickson Carr, Rex Stout y Erle Stanley Gardner, entre otros). En su corta vida, dieciséis años de trabajo activo, aún tuvo tiempo de incursionar y hacer sus pinitos en la escritura, tal y como quedó plasmado en los libros ‘Wa O’Ka’ (1959), ‘El hijo del sheriff’ (1961), ‘Manuelito el niño navajo (1963), ‘Robin Hood’ (1964) o ‘El niño del tiempo’, este último publicado a título póstumo en 1967. También realizó las ilustraciones del cuento ‘Color de fuego’ de la escritora Carmen Kurtz (Premio Lazarillo de 1964). La exposición del MUVIM de la que la Diputación de Valencia ha editado un completísimo catálogo repleto de dibujos, ilustraciones y artículos sobre la obra del dibujante andaluz, es un prodigio de reconstrucción biográfica, que comprende ampliaciones de portadas, bocetos y ejemplares originales de sus obras. Como se puede apreciar en ella, en la España de los 60, los que aquí vivían, además de soportar las inclemencias y dislates del Dictador, eran capaces de desarrollar proyectos interesantes en el mundo de la Cultura, en este caso concreto, en el de la ilustración. Cuando uno recorre los paneles de la exposición, se siente transportado tiempo atrás y, de repente, su memoria tropieza con la portada de algún libro de los que todavía pueblan su propia biblioteca. ‘Imágenes para una renovación’ se trasladará próximamente a tierras andaluzas, a Jaén, donde sus paisanos podrán admirar la obra de este fecundo ilustrador del siglo pasado. El MUVIM de Valencia puede apuntarse un diez con esta exposición. De un tiempo a esta parte parece que sus salas se muestran capaces de concitar la concurrencia del público valenciano, mediante reclamos y apuestas imaginativas. A perseverar por esta senda.

Ahora, un toque nostálgico, ¿por qué no? A veces hay que hablar bien de la competencia, ¿por qué no también? Así que aprovecho este artículo para agradecer al diario ABC la magnífica ocurrencia que ha tenido este verano de rescatar para sus lectores, al módico precio de un euro (sí, a 1 euro, el que no lee es porque no quiere, lo he dicho muchas veces ya), un puñado de novelas policiacas editadas en la España de los años cuarenta. Además, lo ha hecho, y en esto reside su principal encanto, con su formato original, aquel que presentara en su día la editorial Molino, tipo folletín antiguo, con doble columna, conservando incluso los anuncios que se insertaron entonces. La serie, que no es muy extensa, doce números, consta de clásicos tan célebres como ‘La bombonera roja’ de Rex Stout, ‘Poirot en Egipto’ de Agatha Christie, ‘El criado chino’ de Earl Derr Biggers o ‘El caso del canario cojo’ de Erle Stanley Gardner.

Y acabo. Había muchas más noticias, seguro que sí, pero a todo no llego, estimados lectores. Mis canales de información son estos, limitados, de Internet, de boca a oreja, de andar por casa. No hay más. Se lo prometo.

P.S. Una vez escrito este artículo, nuestro país, además de por las repentinas y dolorosas muertes de la actriz Emma Penella y del futbolista Antonio Puerta (¿para qué se entregan medallas al mérito deportivo a título póstumo?, ¿a quién le sirven ya?), se ha visto sacudido también por el fallecimiento del escritor Paco Umbral. Lamento su desaparición y no escribo nada sobre él porque no soy voz autorizada, ya que apenas conozco su obra. Como les decía antes mis conocimientos son limitados. Mi tiempo, también.